El Vía Crucis de la Iglesia
Puede que el alejamiento de los fieles obedezca a que no ha sabido redefinir el papel que le cabe en una sociedad marcada por el materialismo e individualismo alienantes
Gran Valparaíso (21/03/05)
EN LOS DÍAS de Semana Santa, Chile revive una gran tradición religiosa, que se expresa de manera especial en procesiones y en la dramatización del vía Crucis. Es el tiempo en que la religión católica rememora el sacrificio máximo del Redentor por la humanidad, su vía crucis y su resurrección. Levantar oraciones y mantener un espíritu de recogimiento durante esta semana se opone a una corriente materialista que sólo ve en estas festividades una oportunidad para la recreación y el divertimento.
En esta Semana Santa el Papa no pudo participar en Domingo de Ramos. Su salud es muy delicada, el agotamiento se nota en el Santo Padre y es altamente probable que pronto estemos viviendo la asunción de un nuevo Sumo Pontífice. Más allá de participar en cadenas de oración por la salud del Papa, es preciso, además, reflexionar sobre las condiciones actuales del mundo y el rol que cabe a la Iglesia.
Siento como laico que, en medio de un sistema materialista, en donde los grupos de poder han relativizado la verdad, han impuesto el peso de la codicia, han implantado en las conciencias el relativismo moral, es necesario hacer oír una voz de reflexión. Si bien es cierto que la Iglesia rechaza los materialismos, el Papa Juan Pablo II no luchó en contra del neoliberalismo global con la misma fuerza con que combatió el materialismo dialéctico y el imperio soviético. Durante su pontificado ha habido un notorio retroceso en materia de doctrina social de la Iglesia, quizás porque la feligresía que integra la Iglesia abrazó el vellocino de oro, el individualismo y el dinero, lo cual ha debilitado la consistencia de los valores en la praxis cristiana.
Son esos valores y principios los que fortalecen a una sociedad como el encordado al velamen de una embarcación. Al perderse la fuerza y claridad en materia de valores, y empieza a vivirse el todo vale, los vendavales arrecian sobre una comunidad permeable, desorientada y frágil.
Lo que digo trasciende el espacio local o nacional, es la percepción de sentirse aplastado por propuestas que destruyen el humanismo, el respeto a la naturaleza y los esfuerzos de cooperación.
Cuando el Padre Alberto Hurtado señalaba que ni la mayor caridad puede corregir la injusticia y pedía a los cristianos denunciar la injusticia con persistencia, estaba expresando el camino genuino de Cristo hombre a Cristo Dios. Porque es en el amor cómo se puede trascender a las dimensiones terrenas.
Cuando los sacerdotes de otros tiempos se unían a los pobladores para incentivar el cooperativismo, para compartir el trabajo y evangelizar por esa vivencia de solidaridad, estaban escribiendo en cada una de sus acciones, un testimonio de consecuencia con lo que Cristo enseñó. No lo hacían para ganar espacios en la televisión ni para que se hablara de ellos, sino por pura consecuencia entre el legado pastoral de la Iglesia y su vida diaria.
De esos sacerdotes obreros, de esos curas que fueron descalificados por las jerarquías conservadoras como subversivos, es preciso rescatar un profundo mensaje de cristianismo. Porque ellos supieron servir al más humilde, supieron de luchas sindicales y tuvieron claro donde estaba su lugar para el cambio de la sociedad, junto a los trabajadores. Hoy los jóvenes sólo reciben píldoras o caricaturas de lo que significó dentro de la Iglesia la Teología de la Liberación o el Concilio Vaticano II. Pocos comentan hoy la defensa de los perseguidos durante las dictaduras del continente. Hoy aparece demodé y políticamente poco correcto recordar al Padre Jarlán o al cura Woodward. Como tantos cientos de mártires, ellos enfrentaron al poder y vivieron hasta el final su vía crucis, logrando en la forma más cercana ser fieles al mensaje que Cristo enseñó.
Es preciso pedir a la Iglesia, en esta transición dolorosa que ahora enfrenta, una interpretación integral del papel de la cristiandad en un mundo de marginación y exclusiones. Es preciso escuchar en los púlpitos de manera clara que la Iglesia está en contra del materialismo que implica el actual orden económico y social, porque atenta contra las familias, contra la dignidad del hombre, contra el sentido de justicia y cooperación que desde siempre significó el cristianismo.
Es muy oportuno en esta Semana Santa, cuando la Iglesia está enfrentada a tiempos sumamente complejos, que se medite por el alejamiento de los fieles de
En una sociedad enferma de mentira y de disfraces, Semana Santa es un tiempo propicio para reencontrar esos caminos de solidaridad, de compromiso por un mundo más humano, más justo.
COMENTARIOS DE LECTORES
* Don Hernán Narbona: ¿Es usted un laico comprometido con la Iglesia? Si lo fuera, ¿cuál es su aporte en ideas o planteamientos para corregir lo que usted ve como una carencia? Me parece interesante que para complementar su opinión revise, lea y analice todo lo que el Papa y los obispos de Chile han escrito acerca de lo que usted plantea. Bernardo Vicencio - bvicencioe@yahoo.es
* Causas de la creciente desconfianza
Cristina Amigo - c_amigo@tie.cl
En estos momentos estoy viviendo en Europa, pero soy chilena, y puedo observar más de cerca a la Iglesia desde acá.
El problema no es su acercamiento a lo material , ni siquiera sus curas pedófilos que la conforman y no sabemos en qué proporciones. El tema es que la gente desconfía de
Si quiere informarse más deberá aprender el lenguaje copto para poder interpretar a cabalidad las verdades que oficialmente aun no se muestran, pero que por este continente ya casi son Vox Populi.
Como cristiana y católica siento una gran decepción al ver a mi Iglesia actuando como asesina frente a otros pensadores (sin contar la ya trillada Inquisición) y respecto de la acumulación de capitales entreveo una gran discordancia con su voto de pobreza.
Y hablando de discordancia, ¿sabía usted que el Vaticano es dueño de una fábrica de condones?
* Catolicismo, rama herética del cristianismo
Javier Rivera - jriverai@hotmail.com
El grave problema en el que se encuentra el catolicismo actual es producto del proceso natural de una sociedad con un mayor acceso a la información, que se da cuenta de la falta de peso moral que posee
Para los que estudiamos el tema, nos damos cuenta que el catolicismo es una rama muy desviada del auténtico cristianismo, pues lo católico basa su fundación en una adaptación que se hizo de la antigua religión romana y adoptó toda su forma, pompa, procedimientos y politeísmo.
Si se leen bien las escrituras, Jesús abolió el sacerdocio en su ministerio, declarando a los sacerdotes de esa época como hijos de Satanás (hijos de su padre, aquél que es homicida). Además hizo hincapié, una y otra vez, que se debía rendir culto al único Dios verdadero y que la idolatría es un pecado repugnante ante los ojos de Dios (amad a Dios por sobre todas las cosas).
Durante dos mil años,
También la adoración de imágenes y santos ha sido su tónica habitual (idolatría), llegando a adoptar conceptos tan antibíblicos como la Trinidad y el culto mariano (de
También durante toda la historia moderna, los sacerdotes y clérigos han apoyado a dictadores y a todo aquel que posee el poder, llegando incluso a respaldar sus megalómanas pretensiones, al declararlos gobernantes bendecidos por Dios (casos, miles, Hitler incluido), e incluso se llega a la aberrante práctica de la bendición de las armas. ¿Dónde queda eso de amaos los unos a los otros, o creerán que se dijo: "mataos los unos a los otros" o "armaos los unos a los otros?”.
El catolicismo ha estado en todas las guerras occidentales, las dos guerras mundiales y en las otras, apoyando a ambos bandos oponentes, llegando a convencer a los esperanzados soldados que Dios estaba de su lado (la hebilla de las SS alemanas tenía una frase que rezaba: "Dios está con nosotros”, ante lo que los soldados aliados se preguntaban entonces: ¿quién estaba de parte de ellos?).
También las incursiones en política han sido nefastas, pues el simple hecho de hacer alguna declaración en pos o en contra de alguien o algún régimen da pie para que los del bando opuesto se sientan con el "respaldo divino", lo que genera las guerras, violaciones a los derechos humanos y cuanta aberración pueda crearse, siendo que la postura correcta hubiese sido dedicarse a difundir las buenas nuevas del Gobierno de Dios y no interferir en asuntos terrenales.
Desde el punto de vista de las creencias, el catolicismo ha dividido la Biblia en dos elementos (Antiguo y Nuevo Testamento), llegando a declarar que el "Antiguo Testamento" es mitología y que se debe estudiar sólo el Nuevo Testamento (guardando las proporciones, ¿alguien se atrevería a dividir el Quijote de la Mancha, considerando los capítulos iniciales de esa magnífica obra como algo sin importancia?).
Al dividir la Biblia, el catolicismo perdió el rumbo totalmente y ahora está en un callejón sin salida, pues no puede encontrar las respuestas necesarias para explicar nada; en las Escrituras Hebreas (nombre oficial del Antiguo Testamento),hay asuntos de importancia capital como el Génesis, la explicación del porqué morimos y del sistema actual de las cosas (hasta habla del divorcio como algo apropiado para ciertas circunstancias y está muy bien definido los pasos a seguir).
Entonces, ¿es inexplicable esa falta de fe y deserción de las personas del catolicismo?
El poder del catolicismo se basaba en la credulidad de las personas, y no en su fe, apelando a la ignorancia de las masas en temas bíblicos, apoyada por una permanente campaña de desinformación acomodaticia (¿pruebas?: San Expedito, Virgen de la Tirana, Trinidad y miles más) y tergiversación de las Escrituras, creando un estado de temor (terror) a lo divino, presentándolo como algo malo, oculto, desconocido y despiadado y esa ignorancia está cada día siendo reducida.
¿Cuántas veces hemos culpado a Dios, Yavé o Jehová de nuestras penas y desgracias? (pues Dios posee un nombre que es ocultado y no usado por el catolicismo y otras iglesias), siendo que si hubiésemos recibido el verdadero mensaje de la Biblia, sabríamos que Dios no es culpable del estado de las cosas de este mundo, sino que el mundo está así por nuestra desobediencia (el pecado original).
¿Sabían ustedes que la "gran ramera" a la que se refiere la Biblia en el Apocalipsis (Apocalipsis significa en griego, revelaciones y no destrucción), corresponde a toda aquella religión falsa que se presenta como una mujer deseable y se acuesta con reyes? (la asociación está demás explicarla). ¿ Desearía usted ser partícipe de una institución con tanta sangre en sus manos y mentiras en sus fundamentos?
La verdad está golpeando a su puerta, depende de usted si quiere aceptarla o no.