Sunday, December 18, 2005

"Servicio Nacional de Aduanas: una oportunidad de modernización"


"Servicio Nacional de Aduanas: una oportunidad de modernización"

Hernán Narbona – Mauricio Guerrero

El alto nivel de interdependencia que traerá consigo el cumplimiento de las obligaciones contraídas en el marco de los convenios suscritos por nuestro país, y la posible participación chilena en una Zona de Libre Comercio Hemisférico, van a requerir de un profundo proceso de modernización del aparato estatal actualmente vigente.

Parte importante de ese proceso radica en la imperiosa necesidad de contar con una Servicio de Aduanas de gran eficiencia y transparencia, que se base esencialmente en un cambio del papel que debe jugar ese Servicio en el comercio exterior futuro. En este orden de ideas, la agilidad de los procedimientos y la armonía de los mismos con las normas internacionales, son variables de gran incidencia para medir la eficiencia de las Aduanas de un país.

Los nuevos códigos aduaneros de los países y regiones más avanzados, algunos ya vigentes y otros en proceso de aprobación, demuestran con meridiana claridad que es preciso entrar en una etapa de nuevas definiciones y de nuevos conceptos, en los cuales el Servicio de Aduanas desarrollaría un rol protagónico en la aplicación de una política de fomento a de exportaciones imaginativa y eficaz.

Si bien es preciso mantener una función fiscalizadora de la Aduana, ésta debe mejorar para contribuir al equilibrio de las cuentas fiscales y a la supervisión de una economía de mercado a fin detectar y corregir oportunamente sus distorsiones. No obstante, tiene que desempeñar también otras actividades relacionadas con la promoción económica y el desarrollo de una inteligencia económica, comercial y logística a nivel nacional.

En tal sentido, es preciso señalar que si bien Chile ha avanzado considerablemente en gran parte de los aspectos relacionados con el comercio exterior, resulta preocupante el grado de obsolescencia en que está cayendo su normativa aduanera, ante los profundos cambios que se están operando como consecuencia de convenios internacionales, como los de la Ronda Uruguay del GATT (hoy Organización Mundial del Comercio) y la acción de grandes bloques económicos como la CEE, NAFTA y algunos grupos asiáticos.

De los compromisos contraídos en el marco de la Ronda Uruguay del GATT, y del posible ingreso de nuestro país al NAFTA y al Mercosur, derivan una serie de obligaciones en orden a facilitar el comercio y, conjuntamente, mejorar la efectividad de la fiscalización sobre los flujos de intercambio. Es en esta temática integrada donde se debe reinsertar la Aduana de Chile, para convertirse en un instrumento coherente para la estrategia de internacionalización de nuestra economía.

En este momento, se estudia en las Comisiones de Hacienda el proyecto de modificación de la Ordenanza de Aduanas que el Ejecutivo ha remitido con trámite normal al Congreso Nacional. No se puede dejar pasar esta ocasión para ir a una modernización a fondo de la normativa chilena. La actitud de otros países ha sido, precisamente, la de introducir en sus nuevos códigos aduaneros conceptos y mecanismos que son indispensables para el funcionamiento de un Servicio de Aduanas moderno y eficiente, comprometido con las políticas nacionales de promoción de exportaciones y atracción de inversión extranjera. Lamentablemente, en el caso chileno, el proyecto remitido al parlamento se conforma con modificar una ley que se arrastra desde hace décadas y, por consiguiente, es hoy un código poco coherente, que debiera ser sustituido por una nueva Ley de Aduanas.

Una Agenda para el Análisis de una Nueva Ley de Aduanas.

A nuestro juicio, las siguientes serían las funciones esenciales en la concepción de una Aduana moderna, que deberían ser recogidas en una nueva normativa:

1. Incorporar la existencia de los Regímenes Aduanero Económicos, como instrumento de fomento al desarrollo de actividades productivas que permiten incorporar un valor agregado nacional a los productos y servicios de exportación. Ello permitiría adecuar la promoción de las exportaciones e inversiones a parámetros internacionales admisibles en el marco de las nuevas reglas del juego de la OMC.

2. Generar una Inteligencia Aduanera a través del desarrollo y manejo de una base de datos en permanente revisión y actualización, ligada a organismos internacionales. Esta información debería contribuir a facilitar el ejercicio de la gestión de la Hacienda Pública y, al mismo tiempo, ayudar a los productores nacionales a prevenir actos de competencia desleal, como el dumping, los subsidios y el manejo inadecuado o ilegítimo de las normas de origen.

3. Consagrar los fundamentos de la obligación tributaria aduanera, de modo de dar una total transparencia y uniformidad a toda la temática tributaria nacional.

4. Poner en aplicación sistemas de transmisión electrónica de datos (EDI) que sean compatibles con los sistemas mundiales y que contribuya a mejorar la fiscalización en interconexión con otros servicios y el acceso en línea de todos los actores que desarrollan actividades de comercio exterior.

5. El Servicio de Aduanas debe tener autonomía administrativa y financiera. No obstante las capacidades que en tal sentido deben investir al Director Nacional, debe existir un cuerpo colegiado que, como un Consejo Superior del Servicio e integrado por autoridades del sector económico y representantes del sector privado, tenga la capacidad de participar en la fijación de la política aduanera, de manera que ella responda adecuadamente a los cambios del comercio internacional.

6. Finalmente, para que todo esto funcione, es preciso que el personal del Servicio alcance un alto nivel profesional, en el cual se refleje los requerimientos que estos nuevos escenarios impondrán al funcionario aduanero moderno. Reformular la carrera funcionaria en el marco de modernización del Estado chileno, debe responder a una visión de largo plazo, lo cual va mucho más allá del legítimo interés que pueda existir por lograr una reivindicación económica para el personal del Servicio.

El Mercurio de Valparaíso, 21 de Febrero de 1995

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