Monday, December 19, 2005

DEMO-CRISTIANOS: cambios para que nada cambie

DEMOcrata CRISTIANOS: cambios para Que nada cambie

Hernán Narbona Véliz

Como en el PDC de Valparaíso los candidatos se acuerdan de la militancia a través de un barrido telefónico, sólo en vísperas de elecciones, para que no sigan llamando esos candidatos en campaña para las elecciones internas, rescato mi independencia y reivindico mi equidistancia respecto a todas las postulaciones en carrera.

Que un partido a nivel provincial se mueva en función de cargos más o cargos menos y que frente al acontecer nacional guarde profundo silencio, es evidencia de que sigue con su inercia remolona un clientelismo provinciano, que va agotando a la organización política provincial como vocero de ideas o propuestas para el país.

Como no formo parte de ese estilo les pido que no sigan llamando para buscar un voto coyuntural, ni que vengan los candidatos a palmotear espaldas, porque eso me suena a “trepa como puedas”. Además, que no me vengan con eso de que la ropa sucia se lava en casa porque las lavanderías comunales están tapiadas hace años y las voces disidentes al juego de máquinas, quedan rápidamente olvidadas por el marketing político.

Creo que ocho años de estar en el poder han puesto soberbios a muchos militantes que hoy ostentan su rol de representantes políticos o cargos funcionarios, los cuales tratan de perpetuar en una dinámica alejada de la realidad en que se mueve la ciudadanía, el hombre de carne y hueso.

Ya el partido no se percibe como un grupo de gente comprometida que se pronuncia acerca del destino del mundo, del país y la región, o que cuestiona las fallas en la gestión realizada o que sanciona con dureza los actos corruptos. Es lamentable que las voces morales de un partido queden relegadas a los cementerios de elefantes y que se les desempolve sólo para las festividades o crisis.

En el sentir masivo de este país cunde la decepción por la forma cómo la clase política actúa. Creo necesario gestar una reserva moral para resguardar los valores trascendentes en medio de una sociedad economicista y hedonista, donde el rumbo de la nación parece sólo marcado por el poder que da el dinero y las influencias. La vieja Falange Nacional, ya octogenaria y formando un museo de las ideas fundacionales, ha expresado su congoja al ver al PDC, cuna de ideas de cambio, convertido en trampolín hacia el poder en función del puro y frío marketing político, carente de sustancia, donde el debate se rehuye y ser obsecuente con tal o cual caudillo brinda más oportunidades que siendo contestatarios o críticos empedernidos.

Si la participación es un concepto vacío dentro de la militancia, mal podrá reflejar un partido sin debate las inquietudes de la gente frente a todos los temas de interés nacional. ¿No fue precisamente el luchar por el poder en función del poder lo que terminó hundiendo al partido demócratacristiano en Italia?

Quizá si un alejamiento temporal del poder sea lo mejor para que se limpie el partido de oportunistas. Se echa de menos el idealismo de la patria joven y se lamenta la actual pérdida de mística. Aquélla que se vivió el 58 y en el 64, antes de llegar al poder. Existe desencanto masivo por los actuales estilos de hacer política. Se extraña la utopía como norte y la capacidad crítica para fiscalizar la gestión del gobierno que se eligió. Por eso, abstenerse de votar en elecciones internas, donde no existe discusión de fondo, donde nadie debate sobre el minuto histórico que se vive, es lo que en conciencia me parece más justo.

Lo otro sería legitimar un sistema sustentado en el clientelismo, sin espacios para el disenso, donde el juego es cambiar de tarde en tarde algunas formas para que en definitiva nada cambie. Para ser crítico se requiere independencia y este es un valor que defiendo con vehemencia.


martes 28 de julio de 1998
La Estrella de Valparaíso

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