Monday, December 19, 2005

CHAQUETEO CHILENSIS

CHAQUETEO CHILENSIS

Hernán Narbona Véliz

Y éste ¿a quién le ganó? ¿Qué se cree...?

Seguramente ha escuchado esta expresión popular, o quizá la ha usado para achicar o desmerecer con indisimulada envidia el triunfo de alguien... “piojo resucitado”, “Así cómo suben caen”, “quién lo vio y quién lo ve”, “se cree el hoyo del queque”, “en algo turbio ha de andar”, “se le dio fácil, así hasta quién”, “pero, igual se le nota la ojota.”, son algunas de las expresiones comunes que evidencian la mala leche de los chilenos frente a cualquiera que se distinga o salga del montón, que se anima a hacer cosas distintas y que logra un determinado grado de felicidad.

Sería un lugar común referir este comentario al mundo frívolo del espectáculo. Prefiero ubicarlo en la vida diaria, en la cotidiana experiencia del pelambre que cunde como la mala hierba, que constituye el gran deporte nacional. Si a eso le agregamos una buena dosis de individualismo y competencia tipo ninja, muy propia del “sálvese quien pueda” de la sociedad de mercado en que estamos sumergidos, entonces tendremos un elixir de miedo, que se ubica justo en el corazón de nuestra idiosincracia.

En la vida pública o social abundan los saludos amistosos que son más cínicos que saludos de boxeador. Con una sonrisa en los labios se desliza la daga más refinada. ¿Mediocridad ambiental?

Parece que hay mucho de eso. Una vocación a ser masa que molesta, un afán instintivo de echarle el avión abajo a la gente emprendedora. Pero al final, mire Ud. la gran distancia que termina separando a los envidiosos de los triunfadores.

Culturalmente no estoy de acuerdo con la idolatría a personas, cualquiera sea su actividad. Creo que el desarrollo de equipos, sean de deporte, de estudio o de trabajo, siempre exige que las personas den lo bueno que tienen para beneficio del grupo. Sin embargo, cuando alguien le gana a la vida, logra metas, es feliz, uno debe alegrarse y no endilgarle su éxito a la suerte, porque la mayor cuota en todo es siempre de sacrificio.

Por mucho que se diga por allí que estamos como para jugar en las ligas mayores, sea como juagares o dragones, la verdad es que esta característica nacional de envidiosos y resentidos está muy lejos de lo que es un pueblo con seguridad en sí mismo y autoestima positiva.

Y para comprobar todo lo dicho, escúchese Ud. mismo diciendo al fin de esta lectura...Y éste, ¿de qué se las quiere dar?...buenas tardes.

jueves 27 de febrero de 1997, para La Estrella

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