Sunday, December 18, 2005

¿Ser o no Ser?

¿ELECCIONES O FESTIVALES?

¿Ser o no Ser?

Hernán Narbona Véliz

18 enero 2001

Quise hacer una apuesta conmigo mismo: qué me resulta más tedioso en el verano: las repetidas noticias de fans tirándose los pelos por un seudo cantante -fiasco de turno- o los precandidatos que ya empezaron a rayar la ciudad sin proponer nada.

Elecciones ad portas

Bostezo. Resaca. Lata. Llegó el verano a su clímax y no pasa nada. Llevamos dos años con los políticos en campaña, embebidos en su Olimpo, sin que nadie haga propuestas de fondo. Dedicados los más a hacerse zancadillas entre fraternales saludos, aserruchándole el piso al aliado, tratando de bajar de peso para estar preparado para los próximos rounds, consiguiendo padrinos, trayendo a postular por la zona a los más conspicuos santiaguinos. Con una total falta de respeto por el localismo, se traen candidatos que lo más cerca que han estado de la V Región ha sido un fin de semana en Cachagua.

Sinceramente, me dieron ganas de que una noticia argentina de esta semana hubiese sido titular en Chile: el anuncio de que se reducirá a la mitad el número de senadores y diputados del vecino país. Si De la Rúa lo logra, pasará a la historia como el estadista que se atrevió a meterle tijera a los gastos fiscales más improductivos de la Argentina. Pero aquí todavía están en otra, queriendo ampliar el espacio para sentar a más gente en el Congreso. Total, si les falta espacio, mientras se construyen algo en Santiago, pueden seguir haciéndole una mansarda al Congreso, al lado de la mejora que ya le pusieron ahí en la terraza.

El duro aterrizaje

Realmente, debo claudicar ante el desánimo. Invertí mucho tiempo intentando colaborar como comunicador social con la cultura y el pensamiento. Si me hubiese dedicado al naturismo o a la sexo-terapia estaría podrido en plata. Pero no, dale con escribir poesías y querer cambiar el mundo. Para venir ahora, en la meditación de este verano 2001, talvez en una crisis existencial, de tedio y ocio inusitado, venir a darme cuenta de lo perdido que he andado tratando de hacer pensar a la cabrería y de andar adhiriendo a cuanta campaña o cadena de buenas intenciones llegaba a mis manos.

Recién me doy cuenta – asopado dirá alguien- que al chileno de hoy el sistema lo mira como un consumidor y no conviene que ese consumidor piense sino que sea impulsivo. Por lo tanto, démosle pan y circo. Tanto bombardeo de sonseras ha hecho que su única neurona intelectual, débil y en retirada, no esté para densidades. Hoy todo debe ser light, sin nada que te desvíe del objetivo de la vida: ser feliz, sinónimo de pasarlo bien, bacán, grosso, etc.

¿Seguir pateando piedras?

Me refiero principalmente a ese 60% de la ciudadanía que tiene menos de 40 años, que tendrían en sus manos la gran chance de patear el tablero y decir no va más y cambiarlo todo. Pero no, no les vengamos con temas que quitan tiempo. Su ritmo y su esfuerzo van por otro lado y es culpa de los viejos que así haya sido. Porque ellos asumieron e impusieron un estilo de vida salvaje, donde los muchachos deben competir, correr, tener plata cuanto antes, porque la sociedad te tasa por lo que tienes y no por lo que eres. Porque desde los 35 en adelante eres viejo y vienen de atrás como aplanadora los más jóvenes, sin historia, sólo presente y con un futuro que quisiera ser una interminable playa de Reñaca, con filos dentales, sound, papas fritas y ketchup, y para todo eso es necesario el dinero.

Esa es la utopía de hoy. Uds. creen que se movilizarían por los desaparecidos, por los ejecutados políticos, por los deudores, por las ballenas, por la paz en Medio Oriente. Nones. Pero si le mete festival y música, algo puede lograr. Ese es nuestro país hoy y creo que se gastaron muchos sueños queriendo que reaccione en una forma diferente.

Exijo un debate

Creo que estoy con insolación. Perplejo entre el próximo festival de la canción y el próximo show business de las parlamentarias. Combinando ambos eventos con los rayos ultravioletas, el resultado es un encandilamiento que ocurre como en una realidad virtual, lejos del suelo. Es un juego de espejos y de serpentinas. Ya están rayando la Avenida España. Ya violentaron el mural que otro soñador, Claudio Francia intentó pintar en Capuchinos (no la cárcel, el puente) para hacer pensar a la ciudad. Vinieron los políticos y pintaron su vaca colgante. Es que no entienden nada. Porque las parlamentarias ya están planteadas como un juego de marcas, todo es marketing, pero sin protección al consumidor. Por eso, resignado (como esos pocos francotiradores que quedamos y que de tarde en tarde son demandados por algún delicado de cutis) este domingo dejo la agenda de los temas que me interesaría discutir y que no vienen en las parlamentarias ni en el festival de la canción.

¿Quién impulsará soluciones para que los deudores que sufrieron la cesantía, la crisis de estos últimos dos años, que tuvieron la desgracia de caer a Dicom y ser parias del sistema, puedan recuperar su dignidad, su crédito, su alma hipotecada al demonio financiero?

¿Quién recogerá el guante de reorientar el crédito del Banco del Estado a las microempresas, pequeñas y medianas empresas, en vez de prestarle plata a los poderosos para que sean más poderosos?

¿Quién nos presentará su declaración jurada de bienes antes de presentarnos su candidatura?

¿Quién hará un juramento por la honestidad y contra la corrupción?

¿Quién se la jugará para que la campaña no ensucie las ciudades y que se dé sin despilfarros?

¿Quién hará una declaración jurada del origen de los fondos con que está financiando su campaña?

Quizás se repita una vez más la verónica habitual, ese juego de cintura que tienen los actores políticos para no comprometerse, hablar entre líneas y eludir las preguntas difíciles. Tal vez de nada sirve plantear un debate. Sin embargo, les dejo mi propuesta. A lo sumo es un desahogo intelectual. Porque ya no les creo ni a políticos ni cantantes que me vienen a decir “os quiero, os amo, os adoro” ¿Qué le apuesto que se hacen los lesos? Al que le venga el sayo que se lo ponga..Hasta el domingo.

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