Sunday, January 08, 2006

Los cisnes no habrán muerto en vano. 16 junio 2005

Los cisnes no habrán muerto en vano
Han inyectado coraje a miles de chilenos que se hastiaron del cinismo y la hipocresía y que en las presidenciales propinarán una sorpresa a la clase política.
Por Hernán Narbona Véliz, escritorhnv@gmail.com

LA CAMPAÑA RELÁMPAGO de Piñera, que anunciáramos el 28 de marzo por el Gran Valparaíso, le está resultando a la locomotora. Tomás Hirsch hace lo propio, con pobreza franciscana pero con una asertividad sin parangón, que le permite aprovechar cada espacio que le conceden los medios. En el programa televisivo El Termómetro estuvo a puntos de alcanzar a Lavín.

Michelle Bachelet declina en la medida que no sale con planteamientos nuevos, ni se distancia de Lagos, como si no se diera cuenta que en la base de la Concertación cunde el descontento y la frustración por los despropósitos en que ha caído el gobierno.

Lavín ha tomado un rol escrutador y ha fustigado a Lagos por nepotismo y compadrazgo, a raíz de trascendidos del caso MOP GATE que involucrarían al cuñado del Presidente y a un amigo personal, actual embajador en Francia. Desde la Moneda la réplica ha sido contemporánea a la denuncia de participación de Rómulo Aitken, un ex hombre fuerte de Investigaciones, segundo de Nelson Mery, como Asesor de Lavín y supuestamente involucrado en una maniobra que pretendía involucrar a Michelle Bachelet en el secuestro del hijo del dueño del Mercurio. También la Justicia investiga acciones de este asesor de inteligencia del comando de la UDI, en contra de Piñera. El hecho es que ese alto funcionario de Investigaciones fue detenido por sus propios colegas, acusado de vinculaciones con el narcotráfico.

Un espacio en que juegan variables que no están al alcance de la civilidad, la que, por lo tanto, toma palco para esperar los resultados del proceso y ver cómo se cruzan acusaciones y declaraciones entre el abanderado de la UDI y el propio Presidente de la República.

Los coletazos del caso cisnes de cuello negro y la poluta Celco, con sus mentiras y maniobras, en donde está el poder de Anacleto Angelini en juego, cuyos connotados amigos son prominentes personeros de la Democracia Cristiana, han sido la gota que ha rebasado el vaso de la paciencia ciudadana en materia de medio ambiente.

La trayectoria, o mejor dicho el prontuario, que demuestran las autoridades ambientales en cuanto a permitir que se sobreexploten recursos, que se burlen las normas de preservación, que se haga de la ley ambiental letra muerta, han chocado por fin con la comunidad organizada. Y es simpático ver cómo le temen los jerarcas del sistema a las movilizaciones ciudadanas.

Por eso, es importante destacar el rol que tomarán en la marcha política las organizaciones sociales, que ya no se conforman con excusas o bravatas, sino que recurren a la justicia y, aprovechando las virtudes de la globalización, pueden jaquear a soberbios intereses con la solidaridad internacional. Además, pueden frenar las acciones depredadoras de los espacios urbanos patrimoniales, de los bordes costeros, denunciando las maniobras de apropiación indebida, de tráfico de influencias, de vinculaciones impropias entre los que gobiernan y los que manejan tras bambalinas los pivotes del sistema económico.

Por eso, las mártires avecillas que hermoseaban el humedal patrimonial de Valdivia, no han muerto en vano. Porque han insuflado coraje a miles y miles de compatriotas que están hastiados del cinismo y la hipocresía. Y son capaces de articular, en paz, en orden, usando los resortes judiciales, respaldados por la prensa alternativa, usando la Internet como valiosa instancia de defensa y de coordinación, un movimiento social que sólo se vivió cuando luchábamos por la recuperación democrática.

Los políticos, al menos la mayoría – esos que juegan con la calculadora al marketing y el pragmatismo – no se han dado cuenta del rumbo social de estos movimientos y se verán con sorpresas mayúsculas en diciembre, con una segura segunda vuelta que los dejará a muchos con el colon irritable, ante la perspectiva de que la transparencia real, el control de los actos públicos, la exigencia de probidad y ética, irrumpirán en la sociedad exigiendo cambios al capitalismo salvaje que reina hoy. El movimiento ya tiene un logotipo mediático, un cisne sobreviviente que lucha por recuperar espacios de armonía y se suma en su vuelo con millones de voluntades para remecer el estiércol de las vetustas organizaciones.

Percibo un ánimo nuevo en Chile, un fin de año con nueva tónica. El elector no quiere ser un borrego de la sociedad mediática y en diciembre pegará con su zapato en la mesa y otro gallo – o cisne- cantará en las barriadas.

Miguel Woodward, fiel a Jesucristo

Miguel Woodward, fiel a Jesucristo



Sangre del sacerdote torturado hasta la muerte en La Esmeralda sigue manchando a cobardes que perpetraron el crimen y no han reivindicado su nombre.


Por: Hernán Narbona Véliz


FUENTE: politicayactualidad.com


LOS CLAVELES ROJOS se fueron entrecruzando en el círculo hecho con piedras a la vera del camino, simbolizando una fosa común que alguna vez estuvo allí. El viento sur golpeaba con su látigo de hielo, mientras las voces se perdían en el mar y los acantilados, recordando la muerte de un justo, de un cristiano ejemplar, hijo de ingleses, pero que abrazara con vehemencia la lucha por los más pobres en un lejano país, largo y flaco como él mismo lo era, que soñaba con fundar un mundo solidario, en medio de la traición y la soberbia. Un mártir que es recordado por quienes lo respetaron y amaron. Un crisol de voces que desde la tierra exigen una disculpa, exigen una señal mínima de caballerosidad de parte de sus victimarios para reivindicar su memoria.

En un círculo, las manos añosas se fueron uniendo, 'levántate y mírate las manos, para crecer estréchala a tu hermano', las canas flameaban y eran muchos rostros que trataban de ubicarse unos a otros, desde esos archivos de memoria que cada cual guardaba desde ese tiempo bueno que nos había unido.

Como en las catacumbas, los cristianos por el socialismo de ayer cruzaban al camposanto, eludiendo pasar frente a los cuarteles, bajando luego por un muro roto del cementerio hacia una senda inconclusa, que alguna vez talvez sea el camino costero sur, hacia Laguna Verde. Allí se descubrió hace muchos años una fosa común en donde habría sido ocultado el cadáver de Miguel Woodward, allí o a cincuenta metros, no importaba, era simplemente un espacio entre un muro roto del cementerio 3 de Playa Ancha y los acantilados. Un espacio estrecho entre la muerte ortodoxa de los féretros y la vida liberante de ese horizonte rizado por espumas blancas, con rocas que emiten sus carcajadas invitando al vértigo.


Allí llegaron como en una procesión sin imágenes, sin rosarios ni incienso. No hubo padres nuestros para el cura Miguel Woodward, simplemente se cerró el círculo, se abrazaron las parejas, se les agregaron algunos jóvenes y también algún niño. Surgió una guitarra, un solo grito de Presente!!! y vinieron los testimonios.

Sin grandes amplificaciones, pero sin necesitar micrófonos, la voz del filósofo Jaime Contreras Páez, discípulo del cura gigantesco en la Universidad Católica de Valparaíso, comenzó a tronar como la voz autobiográfica de Miguel Woodward, inglés, cura seglar, cura obrero, asesinado en la tortura a bordo del buque Escuela Esmeralda. Un cura que nunca dejaría de serlo, pese a haber sido estigmatizado por un Obispo que pretendió separarlo de la Iglesia, a la vez que adjudicaba el golpe de estado al patrocinio de la virgen María. Miguel Woodward reía de tales pretensiones, era un cura de la punta del cerro, un cura bregando por los pobladores. Un compañero y guía de esos jóvenes cristianos por el socialismo que habían abrazado esa misma forma vivencial de aplicar el evangelio, asumiendo la vida con los pobres, compartiendo con ellos, enseñándoles, aprendiendo de ellos, pecando quizás de entusiasmo revolucionario, pero con las manos limpias, con sólo las ideas como gran espada.

La cita había sido a mediodía del 21 de septiembre, al cumplirse 30 años de su asesinato. Justo cuando la primavera emergía, pero con un sol frío todavía, con mucho dolor pendiente. Poco a poco, como en un rosario de milagros gozosos y dolorosos, los que conocieron a Miguel describieron un trozo de su vida. Nada que temer dijo Miguel, así se despide de sus vecinos, encara así a sus aprehensores, que lo golpean, buscando quebrar su enorme estatura, tratando de doblegar su espíritu noble. Quizás Camilo Torres, el cura revolucionario que inspiraba sueños de revolución, estaba por allí dando vueltas. Miguel planteaba y vivía un ideario de entrega, el que postulaban las nuevas escrituras, la misa cantada en español, con guitarras, pan y vino de verdad. Símbolos de los perseguidos revolucionarios, que querían serlo más que los mismos marxistas, que rompían estructuras y jerarquías, que iban en su dinámica avasalladora construyendo su breve sueño de mil días. Hasta que la electricidad del tormento trituró toda esa vida y alguien lo vio cuando lo sacaban en camilla de la Esmeralda, con sus pies enormes, casi agónico, y lo llevaban al Hospital Naval. Un hombre bueno que vino a vivir una causa lejana y la hizo propia, renunciando a la comodidad de la aristocracia londinense. Una oveja negra de una familia tradicional inglesa que quizás nunca entendió su aventura pero vivió remecida su interminable vía crucis.

Los hombres y mujeres se van separando, se convocan para mantener la red, intercambian correos electrónicos, para seguir siendo voceros, para restablecer la dignidad de su memoria calumniada por la prensa de época, esa prensa sediciosa que encubrió el crimen y le imputó a Miguel Woodward situaciones indignas. Un intento de borrar de la memoria al mártir sacerdote obrero y seglar, rebelde, militante del MAPU, comprometido hasta la sangre con el mensaje más sustantivo de Cristo, dando hasta la vida misma por un ideal, sin quebrarse, resucitando en la verdad que representó su vida.


Como en las catacumbas, los viejos ideólogos y militantes de los cristianos por el socialismo, se retiran, más cristianos, pero menos socialistas, asumiendo el tiempo, asumiendo el costo de sueños pisoteados, tratando de recuperar la voz, entre la muerte formal y los espacios liberantes del pensamiento de libertad y justicia. Sin odios, pero insurgentes constantes para denunciar la cobardía y la vileza de quienes mancillaron el uniforme patrio y todavía se arrastran en su miseria, imperturbables y marciales. Que Dios los perdone.

Amenazas del conflicto social en Bolivia. Octubre 2003

Amenazas del conflicto social en Bolivia
Exclusivo para Diario 21 de Iquique
Hernán Narbona Véliz narbonaveliz@yahoo.com

Pese al impacto trágico que ha tenido la convulsión social de Bolivia, es todavía un conflicto acotado a La Paz, el centro político del país, en donde el grueso de la población es de raíz aimará, que estuvieron a punto de ganar las elecciones presidenciales con Evo Morales. Es un conflicto que canaliza descontentos profundos de los grupos indígenas altiplánicos con su institucionalidad y con el sistema mundial. Ha tomado como elementos aglutinantes el negocio del gas, el resentimiento histórico hacia Chile por la mediterraneidad y suma a ello el hecho de que Chile represente precisamente lo que esos grupos rechazan, toda vez que es el país más integrado al sistema mundial. Lo cual incrementa la virulencia hacia nuestro país de los líderes bolivianos que rechazan la globalización y el orden actual. Pero, en lo inmediato, el objetivo de Evo Morales ha sido romper la frágil alianza que puso a Sánchez de Lozada en el gobierno y lograr su renuncia.

La movilización social es populista ya que puede definirse sólo por los "anti" que invoca, antes que por su capacidad propositiva. Es anti chilena, anti imperialista, anti multinacionales, anti OMC, anti políticas para la erradicación de cultivos de coca. En el fondo, es la expresión de poder de una fuerza social marginal que ha mantenido intacta su cultura ancestral y no acepta el sistema político vigente, pues se basa en la conciliación y el cuoteo, sin mayorías reales de ningún partido. Debe considerarse que las comunidades altiplánicas han mantenido una cultura marginal al sistema instituido. En su ideario está el rechazo a la dominación del conquistador, a su sistema democrático representativo y a la corrupción que lo ha acompañado. Y por razones de su propia ubicación geográfica, esas comunidades han mantenido una cultura paralela a la occidental dominante. Son movilizaciones en donde se mezclan los cocaleros con los indígenas campesinos. Son comunidades extendidas que han generado una economía informal poderosa. Sus líderes plantean el poder popular de los trabajadores sindicalizados, con una fuerte carga ideológica que mantiene los discursos de los años sesenta.

Pero, del otro lado, está la Bolivia que trabaja y avanza en su modernización, la Bolivia empresarial, que ha hecho grandes esfuerzos por mejorar el Estado, industrializar recursos, luchar contra el contrabando y la informalidad, aumentar la recaudación fiscal. No ha sido casual que la Aduana Nacional de Bolivia haya sido reconocida por el Banco Mundial por buenas prácticas, ya que han hecho un gran esfuerzo para erradicar el contrabando, que es una actividad que sin dudas está detrás de las revueltas actuales. Los sectores empresariales de Bolivia han planteado un país integrado al mundo, negociando opciones para ir superando el problema de salida al mar, sirviendo con Santa Cruz, de plataforma y nudo logístico aéreo para el comercio del cono sur.

Del lado de las movilizaciones campesinas y sindicales, está la amenaza de infiltración de las mafias de la droga, que apuestan a mimetizarse con estas movilizaciones sociales, para obtener protección en las áreas donde se produce la coca. En este sentido, la crisis del Estado de Bolivia es preocupante para el cono sur, ya que puede generar situaciones de riesgo, pues Bolivia tiene enormes fronteras de muy difícil control y un sistema que tradicionalmente ha estado marcado por un alto índice de corrupción. Lamentablemente, el caos provocado puede hacer retroceder los esfuerzos serios que venían dándose para una relación mesurada y realista de Bolivia con sus vecinos de MERCOSUR y del Pacífico.

La clase política y empresarial boliviana está jaqueada por el desgobierno y seguramente cerrará filas para impedir que Evo Morales llegue al poder por la vía insurreccional. No puede sentarse el precedente de que el sistema colapse frente a una presión social, pues sería una marcha atrás en todo lo que Bolivia ha avanzado en términos de formalización de su economía. Para distensionar la presión social, seguramente pospongan de manera indefinida el tema del gas y quizás ya hayan matado su propio negocio al aumentar con este conflicto su riesgo país. Sánchez de Lozada en su mandato anterior fue muy funcional a los intereses de las corporaciones internacionales y por eso ahora Evo Morales le ha pasado la cuenta con estas movilizaciones.

El conflicto en el corazón altiplánico genera amenazas, ya que si el narco terrorismo encuentra espacios los ocupará y puede incubarse un problema de seguridad regional que pueda causar intervenciones externas, como las que ha vivido Colombia dentro de su cruenta guerra civil. Es importante diferenciar los legítimos reclamos sociales que cada sociedad debe resolver en el ámbito de su institucionalidad, de las acciones desestabilizadoras que pudieran realizar las mafias internacionales del narcoterrorismo, ya que esto último es parte de la seguridad regional y no se debe perder de vista.
14/10/03

Convergencia Ciudadana

Convergencia Ciudadana

Hernán Narbona Véliz[i]

Pasar del desencanto a la acción. Esta nueva revista electrónica a la que he sido invitado por viejos amigos, abre un espacio para la cooperación. Percibo que aflorará esa energía social que ha estado latente, observante, plañidera, pero que ahora busca espacios para recuperar su tiempo. La energía social que estuvo en la vanguardia, antes que los políticos descendieran de sus aviones y tomaran lugar en la primera fila. Una energía ciudadana que puede fortalecer el sistema democrático, pero que había bajado los brazos, desalentada, quizás todavía en shock.

Saludo así este nuevo espacio refrescante de encuentro y reflexión. Aspirando a un lenguaje directo, que realmente interprete a quienes buscan una alternativa. Apuesto a integrarme a esta tribuna como forma de retomar un fuerte compromiso con nuestra ciudad. Sin hacer aspavientos a la globalización, pero analizándola al trasluz de la posición de la clase media latinoamericana, del hombre que transita nuestras calzadas buscando solución a sus múltiples problemas.


En más de treinta años de vida profesional he recorrido muchas veces América y conocido también las realidades del primer mundo. Asumo el desafío de vivir en un sistema depredador, inequitativo, cruel. Pero entiendo que hay en este mundo, enormes espacios de vinculación a nivel de personas, organizaciones de distinto tipo, que permiten construir redes de cooperación, tolerancia y soluciones alternativas al orden imperante.

He vivido, en suerte, la experiencia de dinamizar la inserción internacional de proyectos empresariales y comunitarios, por la vía asociativa. Creo profundamente en la integración a partir de los espacios locales. La globalización es una realidad incuestionable que se caracteriza por una situación de imperio, por conflictos planetarios, intereses corporativos transnacionales que han demostrado su indolencia ante el clamor de las mayorías. La democracia es un detalle que se debe resignar ante los intereses corporativos. La reacción multitudinaria de cientos de miles o millones de personas que manifestaron este año en pro de la paz, demostró que en ese escenario de globalización hay una voz poderosa que debe articularse para rescatar la tolerancia y la libertad.

Esa globalización deja una plataforma preciosa de comunicación. Que puede ser usada con fines deleznables o ser un mágico instrumento para la solidaridad. Para el acercamiento de las comunidades, para la defensa de sus intereses más concretos. Cuando se plantea el gobierno electrónico, es mucho más que pagar los impuestos en forma electrónica. Se trata de disponer de canales formales para opinar sobre lo que interesa al pueblo, auscultar las decisiones que en nombre de ese pueblo toman las autoridades y representantes populares. El gobierno electrónico es poder controlar el correcto manejo de los actos de la administración pública. La participación que puede abrir el gobierno electrónico no es ni más ni menos que la posibilidad real de hacer sentir el poder popular ante la clase política. Representa la reivindicación de lo social frente a lo político.

No es casual por lo tanto, que la clase política, el sistema electoral binominal que nos agobia con sus exclusiones, le teman mucho a la acción social concertada, a la participación libre, sin caudillismos, máquinas proselitistas o clientelismo.

Cuando se busca contar en nuestro Estado de derecho con un Defensor del ciudadano precisamente lo que se busca es contar con una instancia constitucional para supervisar los actos públicos y los que realicen los agentes económicos que prestan servicio público por concesión pública. Es la instancia conocida como Ombudsman y que significa contar con un control permanente para que los abusos no perjudiquen a la comunidad.

Desde esta tribuna quiero sumarme al concepto de ciudadano planetario. Esa expresión creciente de millones de personas que no se resignan frente al actual orden y creen que pueden incorporarse cambios cualitativos que pasan por la profundización democrática de la que ya he hablado y el fortalecimiento de la participación en la comuna, en la ciudad.

Por esta vía surge un nuevo estilo de civismo activo, con redes de colaboración, de debate, de crítica y de ayuda mutua. Si la clase política escuchara el clamor callado que está expresado en el abstencionismo, en el alejamiento y desconfianza en la cosa pública, sabrían que su tiempo se agotó y que las fuerzas sociales deben recuperar su protagonismo. Para ello hay que forzar los canales modernos de interactividad. Sólo así la democracia podrá crecer en calidad y legitimidad.

No dejemos fenecer nuestro tiempo en medio de quejumbres. Integremos con entusiasmo el Movimiento de Convergencia Ciudadana y, dejando atrás los diagnósticos redondos y recurrentes, les propongo una acción cívica comprometida para la defensa de nuestra calidad de vida como sociedad.

20/08/03





[i] Poeta, Columnista, Administrador Público y Licenciado en Relaciones Internacionales. Consultor Internacional. Miembro de Periodistas Frente a la Corrupción y del Capítulo Regional del Defensor del Pueblo.

Bolivia, el antichilenismo en escalada. Octubre 2004

Bolivia, el antichilenismo en escalada.

Hernán Narbona Véliz

hnarbona@yahoo.com

El Presidente de Bolivia, Carlos Mesa, sigue en su campaña para ganar aliados que pudieran empujar a Chile a renegociar el Tratado de Paz y Amistad de 1904. Nuestro país ha rechazado el planteamiento boliviano, manteniendo con decisión su posición: “Los Tratados se firman para ser respetados”.

Incrementando un ánimo antichileno, quizás como forma de mantenerse en el poder frente a las movilizaciones desestabilizadoras de Evo Morales, el gobierno de Mesa ha aplicado impuestos a los tránsitos internacionales por el puerto de Arica.

Esta medida absurda y contraria a la legalidad internacional, colocará en aprietos a la propia economía boliviana, toda vez que el tránsito por Arica es el que utiliza para sus importaciones la industria paceña y cochabambina. Esta medida fiscal es un precedente nefasto para la cooperación bilateral y Chile está en su derecho de llevar el caso a la OMC, Organización Mundial de Comercio, por transgredirse un principio internacional de libre tránsito. Lo propio podría hacer Chile en la instancia regional de ALADI, ya que se estaría violentando el Acuerdo de Tránsito Internacional del Cono Sur, que facilita el cruce de camiones por los países de tránsito, correspondiendo sólo el pago de peajes, jamás de tributos.

Chile puede presentar el caso ante el Comité de Solución de Diferencias de la OMC y es seguro que obtendrá allí un resultado en derecho que obligaría a Bolivia a desmontar esta voluntariosa medida. Además, por esta vía, nuestro país podría legítimamente aplicar represalias comerciales a Bolivia, por ejemplo, suspendiendo las preferencias otorgadas dentro del Acuerdo de Complementación Económica, el ACE 22.

Es importante visualizar que en esta escalada antichilena, el gobierno de Mesa está agitando en forma irresponsable una reivindicación histórica de salida al mar que ha sido presentada por éste y anteriores gobiernos, como excusa para el fracaso de las políticas internas que mantienen a Bolivia como uno de los países más atrasados del continente. Pero la medida unilateral de aplicar impuestos al tránsito, castiga a las elites empresariales, normalmente reflejadas en las Cámaras, que habían comprendido que la inserción de Bolivia en el mundo globalizado, pasaba por dimensionar un corredor bioceánico, en el cual Bolivia podría recibir favores de los países del Atlántico y del Pacífico, sirviendo de polo logístico del cono sur. Como esta concepción estratégica exige un clima país para que se invierta en carreteras, vías ferroviarias, en el mejoramiento de la Hidrovía del Paraná, entre otros muchos elementos para un corredor, siempre Bolivia ha tenido como limitante su inestabilidad política, derivada de una población que se ha restado del sistema institucional, con una economía que se resiste a tributar y a abandonar el contrabando. Es la cruda realidad de marginalidad de una populosa población indígena que ha mezclado desde la conquista, la cultura precolombina, en especial aimara, con la religiosidad del conquistador. Hoy se puede apreciar en sectores mineros y cocaleros una posición que se ha quedado en los años setenta y que mezcla resabios de maoísmo, y del anarquismo, siendo Evo Morales el líder de estos sectores que han jaqueado a la institucionalidad republicana de Bolivia. Otro elemento de juicio, es la altísima corrupción histórica, que ha hecho inaplicables legislaciones modernizadoras, toda vez que han sido protagonistas de esos hechos de cohecho, políticos como el propio ex-Presidente Sánchez de Lozada, residente ahora en Estados Unidos y símbolo de lo que las masas movilizadas por Evo Morales repudian.

Es en este contexto de convulsión interna que Bolivia aparece adoptando medidas para la galería, sabiendo que son sus propios camioneros y empresarios los que se verán perjudicados por este intento de boicot al puerto de Arica. Su propio gobierno les está restando competitividad, al obligarlos a operar por puertos peruanos que son más inseguros y menos eficientes.

Carlos Mesa, como hombre de las comunicaciones, ha sabido colocar noticias en el tapete, pero eso no le alcanzará para controlar la situación interna, pues él se sabe jaqueado por las fuerzas que dirige Evo Morales. Levantar presión internacional no ha sido difícil para Bolivia, toda vez que el país siempre ha utilizado en su presentación internacional la categoría de país de menor desarrollo relativo y mediterráneo. Por lo tanto, ante la comunidad regional y mundial, ha presentado causalmente ligados el carecer de mar y su subdesarrollo.

Es así como, con el pueblo del Alto caminando sobre la Paz, la institucionalidad boliviana ha claudicado ante la presión y el resultado es populista y el instrumento aglutinante este manido discurso por el mar perdido en una guerra, en que Bolivia y Perú fueron aliados y Chile vencedor.

Por estos escenarios que enturbian la convivencia, Chile debe estar alerta frente a la embestida diplomática boliviana. La buena vecindad significa comprender las dinámicas políticas de los vecinos, procurar armonía y complementación, pero cuando la hostilidad crece y amenaza con presiones que pueden alcanzar a Perú (reclamo de límites marítimos) y Argentina (como lo demuestra el boicot gasífero pactado entre Mesa y Kirchner) es preciso dejar sentados los precedentes jurídicos en las instancias internacionales ya mencionadas, para poder actuar con energía frente a estas agresiones comerciales.

Valparaíso, 20 de octubre de 2004

Bolivia, un preinfarto en el cono sur. Octubre 2003

Bolivia, un preinfarto en el cono sur.

Hernán Narbona Véliz narbonaveliz@yahoo.com

Más allá de las consignas movilizadoras anti chilenas, anti globalización, por la industrialización del gas en el altiplano, en Bolivia se ha vivido un enfrentamiento escalado, que partió como un gallito de prueba entre la institucionalidad del sistema democrático representativo, de economía neoliberal, y el movimiento campesino, sindical, asistémico, rupturista y marginal respecto a la forma de inserción oficial a la comunidad internacional y, por ende, a todas las negociaciones con las multinacionales de los hidrocarburos.

Esto ha jaqueado a un débil Presidente Sánchez de Lozada, que llegó al gobierno por segunda vez, con una circunstancial alianza de varias fuerzas políticas, excluida la de Evo Morales, el segundo candidato más votado. En el contexto regional, la convulsión interna de Bolivia ha conmocionado políticamente al cono sur, ya que plantea una resistencia social inmanejable en contra de los pilares mismos del sistema imperante. Se ha despertado una centenaria y visceral fuerza social que ha sido nutrida por la marginación, por la dominación del conquistador, por la mediterraneidad, por la pobreza, por regímenes de fuerza que cometieron delitos de lesa humanidad y que han quedado impunes.

Es mucho el resentimiento acumulado por las hordas de mineros, campesinos, indígenas, que ha movilizado Evo Morales. El tema del paso del gas por Chile y la posibilidad de obtener vía concesión comercial un enclave costero para manejar el embarque de ese recurso, con áreas para radicar un complejo hotelero anexo, se perfiló como una opción suave, posible, que no habría requerido visto bueno del Perú, ya que habría sido un contrato del Estado de Chile con una corporación comercial internacional. El área estaba seleccionada como la mejor opción logística: la caleta de Patillo, a 50 kilómetros al sur del Aeropuerto de Iquique. Una línea recta desde el sur de Bolivia que el Alcalde “Choro” Soria supo promover con fotografías satelitales del área, desplazando a Mejillones de la negociación. Estando la logística clara, se podía cerrar el negocio con los compradores norteamericanos. Pero, las presiones peruanas y la movilización de rechazo, más los muertos que produjo sacar el ejército a las calles, frente a turbas también armadas con sus clásicos y temidos cartuchos de dinamita, llevaron la situación a este nivel de conflicto en que cada vez es más difícil la concesión o la vuelta atrás.

Si el Estado de Bolivia se debilita a grado tal que la insurrección actual pueda demoler la institucionalidad, el tema pasará a ser un problema de seguridad regional y hemisférica. Estados Unidos está enfrascado en Irak y el conflicto palestino, viene el período pre electoral de Bush y una hipótesis de conflicto localizado en el altiplano, alteraría la seguridad subregional, ya que podría aparecer la tentación de imponer un gobierno de fuerza, lo que agudizaría más aún los escenarios actuales.

La vinculación de Bolivia con Estados Unidos ha pasado por el compromiso de erradicar estos cultivos y por modernizar el Estado, respetando la diversidad cultural interna, pero formalizando la economía para lograr una sociedad ordenada, de acuerdo a los cánones de la democracia representativa formal. Existe una población ilustrada, rica, que contrasta con el gran analfabetismo y pobreza del pueblo. Esos sectores dirigentes empresariales han trabajado por mejorar el Estado, industrializar recursos, luchar contra el contrabando y la informalidad, aumentar la recaudación fiscal. No ha sido casual que la Aduana Nacional de Bolivia haya sido reconocida por el Banco Mundial por buenas prácticas, ya que ha hecho un gran esfuerzo para erradicar el contrabando, que es una actividad que sin dudas está detrás de las revueltas actuales. Los sectores empresariales de Bolivia han planteado un país integrado al mundo, negociando opciones para ir superando el problema de salida al mar, al menos gradualmente, manejando el recurso agua como carta de negociación y ofreciendo a la región, a través de Santa Cruz, una plataforma y nudo logístico aéreo para el comercio del cono sur.

Del lado de las movilizaciones campesinas y sindicales, está el financiamiento de los que lucran con el contrabando, manejan la corrupción y se resisten a la erradicación de los cultivos de coca. Es real la amenaza de infiltración de las mafias de la droga en estas movilizaciones sociales, para obtener protección en las áreas donde se produce la coca. Por todo esto, la crisis del Estado de Bolivia es preocupante para el cono sur, ya que puede generar situaciones de riesgo, por sus enormes fronteras de muy difícil control. Lamentablemente, el caos provocado puede hacer retroceder los esfuerzos serios que venían dándose para una relación mesurada y realista de Bolivia con sus vecinos de MERCOSUR y del Pacífico. La clase política y empresarial de Bolivia, seguramente va a reaccionar para desmontar el conflicto. Porque en él se imbrican intereses sociales legítimos con otros que nada tienen que ver con el indigenismo, sino que se relacionan con el negocio de la coca, en su primer peldaño, las plantaciones.

Una lectura belicista del conflicto podría llevar a la justificación de la intervención de fuerzas externas, lo cual acentuaría más el problema. Lo más sensato para recomponer las relaciones, pasaría por un gobierno de coalición en donde necesariamente debería sentarse con responsabilidades, el partido de Evo Morales, Movimiento hacia el Socialismo, el cual debería cambiar su discurso agitador para fijar criterios de gobernabilidad. El tema es que su propuesta a la fecha es de profundo rechazo al sistema liberal y deja propuesta una pregunta válida para toda la región: ¿hasta donde es viable, hasta donde tendría margen de maniobra en un país empobrecido, una salida revolucionaria? La impresión es que desde una posición marginal es fácil atizar el fuego revanchista histórico, pero otra cosa es gobernar. El concepto de gobierno exige morigerar el discurso y hacerlo funcional respecto al entorno. Si Lula lo ha hecho en un país continente, rico y perfilado al mundo con grandes flujos de comercio, cuesta imaginar a Bolivia abandonando el concierto internacional y postulando su propia marginalidad.

16/10/03