Han inyectado coraje a miles de chilenos que se hastiaron del cinismo y la hipocresía y que en las presidenciales propinarán una sorpresa a la clase política.
Por Hernán Narbona Véliz, escritorhnv@gmail.com
LA CAMPAÑA RELÁMPAGO de Piñera, que anunciáramos el 28 de marzo por el Gran Valparaíso, le está resultando a la locomotora. Tomás Hirsch hace lo propio, con pobreza franciscana pero con una asertividad sin parangón, que le permite aprovechar cada espacio que le conceden los medios. En el programa televisivo El Termómetro estuvo a puntos de alcanzar a Lavín.
Michelle Bachelet declina en la medida que no sale con planteamientos nuevos, ni se distancia de Lagos, como si no se diera cuenta que en la base de la Concertación cunde el descontento y la frustración por los despropósitos en que ha caído el gobierno.
Lavín ha tomado un rol escrutador y ha fustigado a Lagos por nepotismo y compadrazgo, a raíz de trascendidos del caso MOP GATE que involucrarían al cuñado del Presidente y a un amigo personal, actual embajador en Francia. Desde la Moneda la réplica ha sido contemporánea a la denuncia de participación de Rómulo Aitken, un ex hombre fuerte de Investigaciones, segundo de Nelson Mery, como Asesor de Lavín y supuestamente involucrado en una maniobra que pretendía involucrar a Michelle Bachelet en el secuestro del hijo del dueño del Mercurio. También la Justicia investiga acciones de este asesor de inteligencia del comando de la UDI, en contra de Piñera. El hecho es que ese alto funcionario de Investigaciones fue detenido por sus propios colegas, acusado de vinculaciones con el narcotráfico.
Un espacio en que juegan variables que no están al alcance de la civilidad, la que, por lo tanto, toma palco para esperar los resultados del proceso y ver cómo se cruzan acusaciones y declaraciones entre el abanderado de la UDI y el propio Presidente de la República.
Los coletazos del caso cisnes de cuello negro y la poluta Celco, con sus mentiras y maniobras, en donde está el poder de Anacleto Angelini en juego, cuyos connotados amigos son prominentes personeros de la Democracia Cristiana, han sido la gota que ha rebasado el vaso de la paciencia ciudadana en materia de medio ambiente.
La trayectoria, o mejor dicho el prontuario, que demuestran las autoridades ambientales en cuanto a permitir que se sobreexploten recursos, que se burlen las normas de preservación, que se haga de la ley ambiental letra muerta, han chocado por fin con la comunidad organizada. Y es simpático ver cómo le temen los jerarcas del sistema a las movilizaciones ciudadanas.
Por eso, es importante destacar el rol que tomarán en la marcha política las organizaciones sociales, que ya no se conforman con excusas o bravatas, sino que recurren a la justicia y, aprovechando las virtudes de la globalización, pueden jaquear a soberbios intereses con la solidaridad internacional. Además, pueden frenar las acciones depredadoras de los espacios urbanos patrimoniales, de los bordes costeros, denunciando las maniobras de apropiación indebida, de tráfico de influencias, de vinculaciones impropias entre los que gobiernan y los que manejan tras bambalinas los pivotes del sistema económico.
Por eso, las mártires avecillas que hermoseaban el humedal patrimonial de Valdivia, no han muerto en vano. Porque han insuflado coraje a miles y miles de compatriotas que están hastiados del cinismo y la hipocresía. Y son capaces de articular, en paz, en orden, usando los resortes judiciales, respaldados por la prensa alternativa, usando la Internet como valiosa instancia de defensa y de coordinación, un movimiento social que sólo se vivió cuando luchábamos por la recuperación democrática.
Los políticos, al menos la mayoría – esos que juegan con la calculadora al marketing y el pragmatismo – no se han dado cuenta del rumbo social de estos movimientos y se verán con sorpresas mayúsculas en diciembre, con una segura segunda vuelta que los dejará a muchos con el colon irritable, ante la perspectiva de que la transparencia real, el control de los actos públicos, la exigencia de probidad y ética, irrumpirán en la sociedad exigiendo cambios al capitalismo salvaje que reina hoy. El movimiento ya tiene un logotipo mediático, un cisne sobreviviente que lucha por recuperar espacios de armonía y se suma en su vuelo con millones de voluntades para remecer el estiércol de las vetustas organizaciones.
Percibo un ánimo nuevo en Chile, un fin de año con nueva tónica. El elector no quiere ser un borrego de la sociedad mediática y en diciembre pegará con su zapato en la mesa y otro gallo – o cisne- cantará en las barriadas.