Promoción PYME: Audacia es el juego
Las PYMES deben navegar sin créditos y los que se le ofrecen son salvavidas de plomo que aceleran su naufragio.
La realidad de “sujetos marginales para el crédito” es cruel y agobiante. Las PYMES familiares tienen ligado el patrimonio familiar con la empresa y cualquier embate las coloca en alto riesgo.
Es muy distinto escribir de las PYMES como investigador o catedrático –con un sueldo mensual, por bajo que sea, asegurado- que hacerlo desde el propio espacio de la pequeña empresa, donde lo urgente supera muchas veces lo importante y donde las capacidades emocionales, como la voluntad y la perseverancia, son las mejores armas para sobrevivir.
Las PYMES están de moda a nivel de los principales organismos de cooperación internacional. Se ha asumido que la única vía para redistribuir ingreso, absorber empleo, despejar las turbulencias sociales, pasa por la implantación de sistemas productivos desagregados con una amplia presencia de pequeños establecimientos, que sean capaces de especializarse y ganar competencia en un área, como para ser elegidas como proveedores confiables de sistemas mayores.
La evidencia de que sólo se puede ser competitivo y alcanzar calidad si los proveedores tienen en la cadena el mismo compromiso, ha obligado a volver los ojos y las inversiones a los proveedores, a las redes de subcontratistas que pueden ocuparse de parte de los procesos, de prestaciones de servicios, de producción contra pedido.
Pero la PYME opera en América Latina prácticamente sin créditos, desarrollando sus proyectos a pulso. Las herramientas de promoción han sido fundamentalmente orientadas a facilitar su acceso al crédito, hacerlas más formales en la formulación y presentación de sus proyectos. Sin embargo, el problema pasa por el nudo georgiano que tiene a enormes conglomerados de empresas descalificadas para el crédito. Porque cuando un supermercado unilateralmente dilata sus pagos de
La realidad de ser “sujetos marginales para el crédito” es cruel y agobiante. Las PYMES familiares tienen ligado el patrimonio familiar con la empresa y cualquier embate los coloca en alto riesgo. En cambio la grandes empresas al contar con patrimonio de respaldo acceden a créditos más baratos y supuestamente son sujetos de crédito más seguros. Sin embargo, ha quedado demostrado que las grandes debacles han sido causadas por grandes empresas y los bancos que concentraron sus colocaciones en ellas, deslumbrados por sus activos y sus nombres.
En las crisis internacionales el riesgo de quiebra aumenta en la medida que esos gigantes son por naturaleza pesados y lentos, lo cual parece no haber sido comprendido por
América Economía realizó un análisis de esta realidad de las empresas familiares y he podido comprobar a nivel latinoamericano cómo el ingenio y la creatividad sustituyen muchas veces esa barrera. Por ejemplo, las acciones asociativas de ayuda mutua o de garantías mancomunadas que se dan en las cooperativas. Para destrabar este problema estructural de las PYMES, hemos hecho propuestas que desafortunadamente no han prendido aún y quizás se necesite ser más claros. Ahora, insistiendo, espero remecer el interés de las autoridades del gobierno que debuta: ¿Por qué no incorporar una modificación al sistema de AFP para que se pueda invertir un mayot porcentaje de esos fondos acumulados en programas de capitalización, titularización y blanqueo financiero para las PYMES? ¿Por qué no enfrentar la inercia de concentración crediticia y dar esta señal que el país espera, con un programa innovador de reingeniería financiera para las PYMES?
Se trata de entender esta realidad del 90% de los establecimientos productivos y comerciales de nuestra economía; se trata de romper el nudo ciego del crédito sucio, sin condonaciones pero sí con programas de rescate, de recomposición de pasivos, con apoyo a una reestructuración jurídica que las habilite para ser sujetos de inversiones directas, de potenciales socios en coinversión.
Lo que sugiero es un programa nuevo canalizable a nivel CORFO, INDAP, SERCOTEC, o administrado a través de las propias cámaras empresariales, que conduzca a la reingeniería financiera de las PYMES. Lo que sugiero es atreverse al cambio y romper el estilo financiero de cero riesgo, asumiendo una evaluación más humana del sector pequeño y mediano.
Hay una posibilidad concreta de crecer a través de un esfuerzo que entregue a las pequeñas empresas familiares la posibilidad de aclarar sus morosidades, renegociar pasivos y volver a recibir dineros frescos.
Audacia es el juego hoy para concretar la voluntad política que postula , a diestra y siniestra, hacer de las PYMES la palanca de desarrollo que requiere el duro modelo de mercado imperante. Para implementar esta idea hay voluntades. Sólo falta la voluntad política que dé una respuesta supra partidaria a este problema, que debe ser considerado como un tema clave para superar la pobreza en las deprimidas provincias de este país.
Marzo1998
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