PARTIDOS POLÍTICOS: ¿NUEVAS SENSIBLIDADES?
En la sociedad de mercado si el Estado no cumple bien su rol regulador, o si en el ejercicio de la fiscalización sus funcionarios no son honestos, o si no existen controles externos efectivos de organismos contralores, de la prensa libre y de la propia ciudadanía, el resultado será una percepción generalizada de profunda desprotección cotidiana.
En el último tiempo se han conocido y están en pleno proceso de investigación o juzgamiento una serie de escándalos. Al desmalezado en la RPC, al caso Empremar, al Colector de Esval, hoy se agrega el caso Dipreca.. En cuanto al rol de la prensa, se advierte que los hechos son noticia en un momento, pero luego se tapan con otros hechos y el seguimiento de los mismos termina siendo débil. Por lo mismo, muchos implicados juegan a pasar el momento noticioso y luego que todo se apaga prosiguen las causas lentamente y la gente, en medio del correr cotidiano, va perdiendo de vista y olvidando peligrosamente situaciones que en su primera etapa merecieron amplio repudio.
En general la fiscalización del Estado en muchos casos no cuenta con atribuciones efectivas para sancionar a los infractores. Es necesario dotar a las instituciones de facultades y recursos. Para fiscalizar no basta con el tesón de unos pocos quijotes.
Cuando se postula participación ciudadana y se mira la realidad uno observa mucho autoritarismo y posiciones de trinchera. Grupos importantes que se abstienen de participar y muchos grupos sectoriales que han venido metódicamente reaccionando con acciones de fuerza. Del lado de la autoridad el diálogo con la civilidad en general se ha demostrado que le resulta difícil.
Aceptando como hecho consumado que estamos inmersos en este tráfago, es necesario insistir en un concepto elemental del poder y de legitimidad para ejercerlo: Tenemos derechos cívicos. Como consumidores debemos exigir, como contribuyentes debemos exigir, como electores podemos decidir.
Y si la sensación de desprotección aumenta en la piel ciudadana, tarde o temprano las propuestas de la clase política -rompiendo quizás partidismos históricos y categorías de izquierdas y derechas que hoy se diluyen- deberán ajustarse a las nuevas sensibilidades .Quienes no sean capaces de dar respuesta, revisando la realidad y planteando acciones coherentes entre el discurso y los hechos, irán declinando en las preferencias del electorado. Hoy se les ve a casi todos los partidos entrampados en un mismo juego, las pugnas internas de poder.
Las fuerzas del cambio deberán dar respuestas a todo nivel a preocupaciones sentidas, como las siguientes:
¿Cómo sentar principios morales categóricos en la función pública?
¿Cómo asegurar la independencia del servicio público y la política de la influencia del dinero?
¿Cómo cultivar un respeto real frente al medio ambiente, sin medias tintas que dejan espacios para eludir precisamente las exigencias que se quiere imponer?.
¿Cómo poner límites a este capitalismo salvaje con el compromiso y la cooperación de la gente?
Frente a esta tendencia del sistema político partidario, Chile ha demostrado al mundo tener reservas espirituales como para reaccionar a tiempo, con solidaridad y cooperación. Quien interprete mejor estas sensibilidades de la gente ganará legitimidad política. Quienes no lo hagan serán borrados de la retina colectiva, sin pena ni gloria.
lunes 9 de diciembre de 1996
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