Sunday, January 08, 2006

Bolivia, el antichilenismo en escalada. Octubre 2004

Bolivia, el antichilenismo en escalada.

Hernán Narbona Véliz

hnarbona@yahoo.com

El Presidente de Bolivia, Carlos Mesa, sigue en su campaña para ganar aliados que pudieran empujar a Chile a renegociar el Tratado de Paz y Amistad de 1904. Nuestro país ha rechazado el planteamiento boliviano, manteniendo con decisión su posición: “Los Tratados se firman para ser respetados”.

Incrementando un ánimo antichileno, quizás como forma de mantenerse en el poder frente a las movilizaciones desestabilizadoras de Evo Morales, el gobierno de Mesa ha aplicado impuestos a los tránsitos internacionales por el puerto de Arica.

Esta medida absurda y contraria a la legalidad internacional, colocará en aprietos a la propia economía boliviana, toda vez que el tránsito por Arica es el que utiliza para sus importaciones la industria paceña y cochabambina. Esta medida fiscal es un precedente nefasto para la cooperación bilateral y Chile está en su derecho de llevar el caso a la OMC, Organización Mundial de Comercio, por transgredirse un principio internacional de libre tránsito. Lo propio podría hacer Chile en la instancia regional de ALADI, ya que se estaría violentando el Acuerdo de Tránsito Internacional del Cono Sur, que facilita el cruce de camiones por los países de tránsito, correspondiendo sólo el pago de peajes, jamás de tributos.

Chile puede presentar el caso ante el Comité de Solución de Diferencias de la OMC y es seguro que obtendrá allí un resultado en derecho que obligaría a Bolivia a desmontar esta voluntariosa medida. Además, por esta vía, nuestro país podría legítimamente aplicar represalias comerciales a Bolivia, por ejemplo, suspendiendo las preferencias otorgadas dentro del Acuerdo de Complementación Económica, el ACE 22.

Es importante visualizar que en esta escalada antichilena, el gobierno de Mesa está agitando en forma irresponsable una reivindicación histórica de salida al mar que ha sido presentada por éste y anteriores gobiernos, como excusa para el fracaso de las políticas internas que mantienen a Bolivia como uno de los países más atrasados del continente. Pero la medida unilateral de aplicar impuestos al tránsito, castiga a las elites empresariales, normalmente reflejadas en las Cámaras, que habían comprendido que la inserción de Bolivia en el mundo globalizado, pasaba por dimensionar un corredor bioceánico, en el cual Bolivia podría recibir favores de los países del Atlántico y del Pacífico, sirviendo de polo logístico del cono sur. Como esta concepción estratégica exige un clima país para que se invierta en carreteras, vías ferroviarias, en el mejoramiento de la Hidrovía del Paraná, entre otros muchos elementos para un corredor, siempre Bolivia ha tenido como limitante su inestabilidad política, derivada de una población que se ha restado del sistema institucional, con una economía que se resiste a tributar y a abandonar el contrabando. Es la cruda realidad de marginalidad de una populosa población indígena que ha mezclado desde la conquista, la cultura precolombina, en especial aimara, con la religiosidad del conquistador. Hoy se puede apreciar en sectores mineros y cocaleros una posición que se ha quedado en los años setenta y que mezcla resabios de maoísmo, y del anarquismo, siendo Evo Morales el líder de estos sectores que han jaqueado a la institucionalidad republicana de Bolivia. Otro elemento de juicio, es la altísima corrupción histórica, que ha hecho inaplicables legislaciones modernizadoras, toda vez que han sido protagonistas de esos hechos de cohecho, políticos como el propio ex-Presidente Sánchez de Lozada, residente ahora en Estados Unidos y símbolo de lo que las masas movilizadas por Evo Morales repudian.

Es en este contexto de convulsión interna que Bolivia aparece adoptando medidas para la galería, sabiendo que son sus propios camioneros y empresarios los que se verán perjudicados por este intento de boicot al puerto de Arica. Su propio gobierno les está restando competitividad, al obligarlos a operar por puertos peruanos que son más inseguros y menos eficientes.

Carlos Mesa, como hombre de las comunicaciones, ha sabido colocar noticias en el tapete, pero eso no le alcanzará para controlar la situación interna, pues él se sabe jaqueado por las fuerzas que dirige Evo Morales. Levantar presión internacional no ha sido difícil para Bolivia, toda vez que el país siempre ha utilizado en su presentación internacional la categoría de país de menor desarrollo relativo y mediterráneo. Por lo tanto, ante la comunidad regional y mundial, ha presentado causalmente ligados el carecer de mar y su subdesarrollo.

Es así como, con el pueblo del Alto caminando sobre la Paz, la institucionalidad boliviana ha claudicado ante la presión y el resultado es populista y el instrumento aglutinante este manido discurso por el mar perdido en una guerra, en que Bolivia y Perú fueron aliados y Chile vencedor.

Por estos escenarios que enturbian la convivencia, Chile debe estar alerta frente a la embestida diplomática boliviana. La buena vecindad significa comprender las dinámicas políticas de los vecinos, procurar armonía y complementación, pero cuando la hostilidad crece y amenaza con presiones que pueden alcanzar a Perú (reclamo de límites marítimos) y Argentina (como lo demuestra el boicot gasífero pactado entre Mesa y Kirchner) es preciso dejar sentados los precedentes jurídicos en las instancias internacionales ya mencionadas, para poder actuar con energía frente a estas agresiones comerciales.

Valparaíso, 20 de octubre de 2004

No comments: