Sunday, January 08, 2006

Amenazas del conflicto social en Bolivia. Octubre 2003

Amenazas del conflicto social en Bolivia
Exclusivo para Diario 21 de Iquique
Hernán Narbona Véliz narbonaveliz@yahoo.com

Pese al impacto trágico que ha tenido la convulsión social de Bolivia, es todavía un conflicto acotado a La Paz, el centro político del país, en donde el grueso de la población es de raíz aimará, que estuvieron a punto de ganar las elecciones presidenciales con Evo Morales. Es un conflicto que canaliza descontentos profundos de los grupos indígenas altiplánicos con su institucionalidad y con el sistema mundial. Ha tomado como elementos aglutinantes el negocio del gas, el resentimiento histórico hacia Chile por la mediterraneidad y suma a ello el hecho de que Chile represente precisamente lo que esos grupos rechazan, toda vez que es el país más integrado al sistema mundial. Lo cual incrementa la virulencia hacia nuestro país de los líderes bolivianos que rechazan la globalización y el orden actual. Pero, en lo inmediato, el objetivo de Evo Morales ha sido romper la frágil alianza que puso a Sánchez de Lozada en el gobierno y lograr su renuncia.

La movilización social es populista ya que puede definirse sólo por los "anti" que invoca, antes que por su capacidad propositiva. Es anti chilena, anti imperialista, anti multinacionales, anti OMC, anti políticas para la erradicación de cultivos de coca. En el fondo, es la expresión de poder de una fuerza social marginal que ha mantenido intacta su cultura ancestral y no acepta el sistema político vigente, pues se basa en la conciliación y el cuoteo, sin mayorías reales de ningún partido. Debe considerarse que las comunidades altiplánicas han mantenido una cultura marginal al sistema instituido. En su ideario está el rechazo a la dominación del conquistador, a su sistema democrático representativo y a la corrupción que lo ha acompañado. Y por razones de su propia ubicación geográfica, esas comunidades han mantenido una cultura paralela a la occidental dominante. Son movilizaciones en donde se mezclan los cocaleros con los indígenas campesinos. Son comunidades extendidas que han generado una economía informal poderosa. Sus líderes plantean el poder popular de los trabajadores sindicalizados, con una fuerte carga ideológica que mantiene los discursos de los años sesenta.

Pero, del otro lado, está la Bolivia que trabaja y avanza en su modernización, la Bolivia empresarial, que ha hecho grandes esfuerzos por mejorar el Estado, industrializar recursos, luchar contra el contrabando y la informalidad, aumentar la recaudación fiscal. No ha sido casual que la Aduana Nacional de Bolivia haya sido reconocida por el Banco Mundial por buenas prácticas, ya que han hecho un gran esfuerzo para erradicar el contrabando, que es una actividad que sin dudas está detrás de las revueltas actuales. Los sectores empresariales de Bolivia han planteado un país integrado al mundo, negociando opciones para ir superando el problema de salida al mar, sirviendo con Santa Cruz, de plataforma y nudo logístico aéreo para el comercio del cono sur.

Del lado de las movilizaciones campesinas y sindicales, está la amenaza de infiltración de las mafias de la droga, que apuestan a mimetizarse con estas movilizaciones sociales, para obtener protección en las áreas donde se produce la coca. En este sentido, la crisis del Estado de Bolivia es preocupante para el cono sur, ya que puede generar situaciones de riesgo, pues Bolivia tiene enormes fronteras de muy difícil control y un sistema que tradicionalmente ha estado marcado por un alto índice de corrupción. Lamentablemente, el caos provocado puede hacer retroceder los esfuerzos serios que venían dándose para una relación mesurada y realista de Bolivia con sus vecinos de MERCOSUR y del Pacífico.

La clase política y empresarial boliviana está jaqueada por el desgobierno y seguramente cerrará filas para impedir que Evo Morales llegue al poder por la vía insurreccional. No puede sentarse el precedente de que el sistema colapse frente a una presión social, pues sería una marcha atrás en todo lo que Bolivia ha avanzado en términos de formalización de su economía. Para distensionar la presión social, seguramente pospongan de manera indefinida el tema del gas y quizás ya hayan matado su propio negocio al aumentar con este conflicto su riesgo país. Sánchez de Lozada en su mandato anterior fue muy funcional a los intereses de las corporaciones internacionales y por eso ahora Evo Morales le ha pasado la cuenta con estas movilizaciones.

El conflicto en el corazón altiplánico genera amenazas, ya que si el narco terrorismo encuentra espacios los ocupará y puede incubarse un problema de seguridad regional que pueda causar intervenciones externas, como las que ha vivido Colombia dentro de su cruenta guerra civil. Es importante diferenciar los legítimos reclamos sociales que cada sociedad debe resolver en el ámbito de su institucionalidad, de las acciones desestabilizadoras que pudieran realizar las mafias internacionales del narcoterrorismo, ya que esto último es parte de la seguridad regional y no se debe perder de vista.
14/10/03

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