La irrupción de Piñera no afecta sólo a Lavín, sino también, y peligrosamente, a la Concertación, en cuyo seno las tensiones se agudizarán
Hernán Narbona Véliz, escritorhnv@gmail.com
15/05/05
ASISTIMOS A LA debacle de la derecha heredera del golpismo. A una necesaria redefinición programática de las corrientes actuales. A una etapa final de las agrupaciones políticas que se distribuyeron el poder, en tácita complacencia, dentro del sistema binominal heredado de la dictadura, por dieciséis años.
Al desgranarse los bloques principales quizás la sensatez política prime y todos acuerden terminar con este sistema excluyente. Se percibe que se desmoronarán muchos feudos y que una negociación definitiva llevará al país a un sistema electoral proporcional, donde todos deban competir con sus mejores cartas e ideas en la arena política.
El remezón político se produjo justo cuando Joaquín Lavín tomaba distancia de Pinochet -renegando de su historia han dicho muchos- tratando de morigerar ese pasado que lo involucra como uno de los delfines de ese período. Y ocurre justo al día siguiente de la declaración de Manuel Contreras acusando a su Jefe, el General Augusto Pinochet Ugarte, de haber ordenado los crímenes cometidos, en particular los asesinatos del General Prats y de Orlando Letelier.
El partido de la Alianza por Chile, Renovación Nacional, se ha sacudido la tutela de la UDI, Unión Demócrata Independiente, decidiendo llevar como candidato propio a Sebastián Piñera.
¿Qué implicancias provocará esto en el mapa político?
Un misil bajo la línea de flotación a la UDI. Una pasada de factura de Sebastián Piñera a la UDI, un supuesto aliado político que sólo le significó ser víctima de una seguidilla de acciones en su contra, como lo fuera la intervención de su celular y la grabación de sus conversaciones privadas; la presión que le obligó a ceder su cupo senatorial al ex Almirante Arancibia en las elecciones de la V Región Costa; y la más reciente maquinación con que Lavín lo sacó de la Presidencia de Renovación Nacional.
Son tantas las heridas y cicatrices que ha dejado en Piñera esta relación, que esto podría iniciar un quiebre histórico y, de aquí en más, las urnas dirán quién es quién. En materia de poder, nadie tiene derechos adquiridos y la popularidad es un chispazo que no alcanza si no hay como telón de fondo un proyecto de país, una acción perseverante en el tiempo. Pienso que esta decisión de Piñera no tiene vuelta atrás, así quieran diluirla con el llamado a Primarias en la Alianza por Chile que se apresuró a realizar Lavín.
Es altamente probable que Piñera siga hasta el final, que pueda producirse una competencia con varios candidatos, apostando cada cual a aglutinar fuerzas y tener un peso específico en el Congreso. El sistema político podría derivar a una competencia abierta en la primera vuelta, para entrar en la segunda a construir alianzas de gobierno sobre bases programáticas, conjugando una agenda de gobernabilidad que cubra los cuatro años del gobierno. Muy poco tiempo para acciones de largo plazo, como lo son la brecha educacional y la distribución del ingreso.
Quizás con esta acción de independencia, Piñera haya provocado la búsqueda apresurada de una salida del binominalismo, y que la representación popular se reconcurse, jugando un rol preponderante la capacidad negociadora de los actores. Esta fuerza dependerá del cupo que puedan alcanzar en el Congreso.
En un esquema abierto como el que se avizora, cobrará relevancia la población juvenil que recién se está inscribiendo, además del sector de progresistas que ha consolidado la coalición Juntos Podemos y que será con ese 10% estimado de votación, el factor que incline la balanza al momento final. En este momento, los movimientos sociales alternativos pueden colocar en la agenda de los políticos temas importantes, motivando con ello a la juventud a entrar a la cosa pública, ganando espacios para esa juventud descreida. Hasta aquí la política era para los jóvenes un sanguchito de agua. Ahora, con el efecto Piñera la cosa puede variar. Sebastián tiene experiencia en sacar adelante proyectos y las alianzas estratégicas en el ámbito local pueden ser la tónica con que el empresario político entre en las regiones del país. Fernando Flores, con Atina Chile, tiene un estilo parecido. ¿Aprovecharan esta apertura los del Juntos Podemos, mostrando opciones de un trabajo diferente al que ha impuesto el neoliberalismo?
Es en materia de proyectos donde podrá darse la diferencia entre candidaturas. Hasta acá todo parecía una carrera corrida, pero a partir de ahora todo está sumido en la fragilidad de los acuerdos y los dichos de campaña. La negociación parlamentaria será decisiva.
En la Concertación se vivirá un grave problema con la entrada de Piñera al ruedo. Muchas veces hemos anotado que las etiquetas de izquierda o derecha han dejado de ser marcas registradas y que poco diferencia los planteamientos de Michelle y Soledad, como poco distingue a un socialista de un demócrata cristiano o un liberal. En este sentido, creo que los asesores de imagen deben ser despedidos y crear espacio para quienes pueden aportar calidad, principios e ideas al debate. La farándula ya no será un conjunto de guirnaldas o luminarias sin contenidos. Hay que discutir proyectos de país, lo que no significa seguir administrando lo que hay, sino aplicar correcciones de fondo.
Las candidatas de la Concertación deberán definirse por tareas programáticas realistas, que sean capaces de aplicar en sólo cuatro años. Y para esto deberán ser capaces de descolgarse del gobierno de Lagos y criticar con severidad y de manera propositiva, así deban reconocer debilidades que han existido en su gobierno y que saldrán al tapete con mayor agresividad a medida que se caldean los ánimos de los competidores. El gobierno está jugando su carta de proyección, defendiendo su obra y quisiera cerrar con muchas leyes destrabadas mediante acuerdos con la oposición. Pero, las candidatas deben hacer evaluaciones críticas de la marcha del país, sin eufemismos, aunque le duela al gobierno, ya que si no asumen una postura de mayor independencia, terminarán empantanadas en contradicciones vitales.
Por lo tanto, preparémonos para una campaña mucho más dura de aquí en adelante, donde los temas claves, como los de probidad – de lo cual hay demasiados temas pendientes debajo de la alfombra-, de seguridad, de participación ciudadana, de fomento a las pymes, serán cruciales. La etapa de los debates insulsos está superada.
La carrera presidencial de aquí a diciembre puede dejar muchos heridos en el camino.
COMENTARIOS DE LECTORES
* El fin de la dictadura de los ladrones y sinvergüenzas del arcoiris
Pedro
Después de 17 años de dictadura militar y 15 años de dictadura de la Concertación de sinvergüenzas para la democracia, me parece bueno que aparezca alguien que mueva el ambiente y permita la apertura de nuevas ideas y cambios en esto que dicen es democracia, pero que antes fue dictadura de los milicos y luego ahora dictadura de los ladrones y sinvergüenzas del arco iris.
Piñera no es santo de mi devoción, pero antes de esta inercia lo prefiero, porque por lo menos muestra que tiene algunas ideas. No es la Alianza la más perjudicada, es la Concertación. Mírenle el caracho a Richy Lake, al Insulso Bobito y al cara de palo del Secretario General de Gobierno. Me alegro, porque ahora, antes de mostrar su caracho mal humorado al preguntarle algo desagradable, mister Ricardo lo pensará dos veces.
Me alegro que Piñera le haya pasado la cuenta a la UDI, que se portaron como vulgares cara dura y delincuentes para sacarlo en su momento de la arena política y, además, demostrarles que la soberbia es la peor compañera y que aunque tengan uno que hable con los muertos, no tendrán salvación y se irán al infierno político, habiéndose farreado la oportunidad de que la Derecha alguna vez hubiere podido llegar por elecciones populares a la presidencia de la República.
De Ricardo Lagos, como todos los soberbios, desaparecerá y no faltará quien lo venda y lo niegue como hizo Lavín con Pinochet.
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